Tuesday 16 December 2008

La música sana el alma, el tiempo sana muy lento


Rescatando algunos escritos, comienzo con algo que lleva algunos años conmigo...

Tributo a Vedran Smailovic

"Sarajevo está muerto... la música sana el alma, el tiempo sana muy lento..."

Por Javier Paz

"Una despedida pequeña a mis amigos, que eran todo lo que yo tenía"... fueron las palabras del violonchelista serbio Vedran Smailovic, un miembro de la orquesta sinfónica de Sarajevo, quien vivía en un popular barrio en la capital bosnia y fue testigo de la crueldad de la guerra en su país natal a medidos de los años noventa.
Un horrible acontecimiento marcó su vida para siempre: mientras se encontraba en su casa esperando noticias sobre la guerra, escuchó una fuerte explosión en las cercanías. Desconcertado y después de haberse recuperado del sobresalto, salió para cerciorarse de lo que acontecía en su barrio. Para su sorpresa, 22 de sus vecinos habían muerto por el impacto de un obus mientras se encontraban haciendo fila para comprar pan.
En un acto de extraordinaria valentía y una declaración desafiante de esperanza, Vedran Smailovic, de unos 50 años, cabello largo y gran bigote, sentado en una sillita de café, en el medio de la calle, tocó con su violonchelo un Adagio en G menor de Albinoni, durante 22 días en el cráter de la bomba, mientras continuaban bombardeando alrededor de él, otorgando así un día de honor a cada amigo que había caído víctima de la guerra.
"A las 9:30 de la mañana había una cola para comprar pan, entonces escuché la explosión. Esa noche no pude dormir, esa noche lloré. Sin embargo al día siguiente decidí tocar por 22 días, por cada uno de mis vecinos muertos. Sarajevo está muerto, la música sana el alma, el tiempo sana muy lento."
Estas fueron las palabras de Vedran Smailovic, donde trata de describirnos el sentimiento que lo invadió por los horrores de la guerra.
Algo debe triunfar sobre el horror y sangre inocente derramada. ¿Está loco este hombre? Quizá.
¿Es vano este gesto? Sí, por supuesto. ¿Qué puede hacer un violonchelista frente al monstruo de la guerra? Como miembro de una orquesta sinfónica, quizá hay muy poco que pueda hacer, pero sólo hablando suavemente con su música, nota por nota, gritando en voz alta a las ratas que infestan el espíritu humano, que se atreven a decir que eso ya no se lleva.
Nada es ficción en este relato. A diferencia de los cuentos y fantasías de la mente humana, estos actos ocurren en el mundo en que vivimos. La historia golpea algunas veces hasta en la más ordinaria puerta para ver si alguien está en casa... alguien a veces responde al llamado.
Ahora muchos de nosotros sabemos lo que puede hacer un violonchelista contra la barbarie. En el lugar donde Vedran tocó, se ha erigido una pequeña capilla, es un lugar de honor, donde cientos de personas de todas las razas y cultos depositan flores, conmemorando que la esperanza nunca debería morir, que algún día, quizá no muy lejano, de alguna manera lo mejor de la humanidad superará lo peor de ella, no con milagros pero con los actos de millones. Millones de personas han conocido la historia de Vedran Smailovic, ahora usted también la sabe, manténgala viva en el mundo.